Son muchos los problemas del transporte en Cuba, problemas que van y vienen pues ante una avalancha de opciones, de repente regresa la aglomeración. Los choferes también trasmiten conductas y forman parte del entramado social, y tienen que lidiar con situaciones que van desde el humor hasta la tragedia.

    El pasado 11 de agosto, cuando faltaban pocos minutos para el concierto de la Gira de Verano de Haila y PMM, el ómnibus 7718 que cubría la ruta del P2 se convirtió en el epicentro de los extremos cuando el chofer puso a todo volumen “El palito presidiario”, hecho que a los jóvenes puso a bailar y a los no tanto a protestar. Para hacer más divertido el asunto el ómnibus empezó a moverse al ritmo de la música en una sucesión de acelerador y freno que demostró ipso facto que La Habana es real y maravillosa como reza su campaña por los 500 años.

    Existen instituciones del Ministerio del Transporte que deben dominar de punta a cabo esta problemática que va desde lo positivo de disfrutar temas antológicos de Formell y los Van Van, hasta lo incómodo de oír groserías a todo volumen, que incluso llevaron a un chofer de otra ruta a lastimar a un invidente que cayó de la puerta trasera, porque ante tal volumen de ruido no escuchó los gritos del público que clamaba por evitar la caída del muchacho.

    Ahora queda saber si la madre del afectado hizo la reclamación correspondiente como amenazó llevar a cabo a todo grito en aquel delirante tumulto. Lo seguro es que quizás no lo concretó luego de llegar a su casa cansada, presta a los quehaceres del hogar y con alguna que otra carencia, ya sea de detergente o aceite.

    Algo anda patas arriba cuando la indisciplina social campea en algunos aspectos de la vida nacional, ya sea el tranporte o el comercio, ya sea en la cultura o el turismo. Algo anda mal cuando un palito persidiario, que no creo sea mi sentir ni represente mis intereses culturales sea la banda sonora en una entidad estatal como lo es un ómnibus urbano.

@pistacubana|